Este es el primero de una serie de artículos con los que pretendo hacer un estudio del uso del bolso a través de la historia de la humanidad.
Hoy en día, es difícil imaginar salir de casa sin un complemento en el que llevar nuestros objetos cotidianos como el móvil, las llaves, una agenda, maquillaje…
Actualmente los bolsos son un elemento que no solo necesitamos llevar, sino que nos gusta llevar y, además, los tenemos de distintos colores, formas, materiales y estilos.
Sin duda, no siempre el ser humano ha tenido esa devoción por el bolso. En los inicios de la humanidad, el bolso era aquel objeto que les permitía transportar sus enseres más indispensables.
Sin embargo, no ha trascendido ningún resto que nos permita saber cómo eran. Esto resulta sorprendente porque sí se han encontrado otros objetos cotidianos como los zapatos.
Los primeros bolsos de la Historia
Una evidencia, que nos permite acreditar la utilización de bolsos o bolsas por el hombre prehistórico, la encontramos en las Pinturas de Serra da Capivara en Brasil. Estas fueron halladas por la investigadora franco-brasileña Niéde Guidonse en el Estado de Piauí.
Piedra agujereada símbolo del Parque Nacional da Serra da Capivara
En 1979 consiguió que 129.000 hectáreas fueran demarcadas para su preservación, creándose el Parque Nacional da Serra de Capivara. Este ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1991.
¿Qué materiales utilizaban?
Los primeros grupos de hombres vivían de forma nómada. Esta forma de vida les obligó a crear objetos destinados al traslado de aquellos utensilios necesarios para su vida cotidiana.
Se sabe que recurrían a pieles y materiales vegetales para confeccionar sus prendas de vestir y también sus bolsos. Para ello, desarrollaron herramientas específicas, tales como raspadores, perforadores, punzones y tiras.
El mayor reto, sin duda, fue conservar las pieles, ya que estas se pudrían con facilidad. Cuando comenzaron a utilizar taninos, procedentes de la madera de árboles y plantas, la durabilidad de las pieles fue mayor.
Finalmente, con la llegada del Neolítico se producen los primeros asentamientos. Esto les permite desarrollar técnicas de cultivo con las que recoger cosechas. Es entonces, cuando pueden obtener fibras vegetales de paja o lino y elaborar los primeros tejidos con los que confeccionar bolsos más ligeros.